Lectio divina de Lucas 2,1-21
En aquellos días salió un decreto del emperador Augusto ordenando
que se empadronasen todos los habitantes del imperio (2 Sam.24). Este censo fue el primero que se hizo durante
el mandato de Quirino, gobernador de Siria.
Todos iban a empadronarse, cada
uno a su ciudad.
También José
subió desde Galilea, de la ciudad de
Nazaret, a Judea, a la ciudad de David que se llama Belén (Miq.5,1-2) por ser de la casa y familia de
David (Lc.1,27), para empadronarse con
María, su esposa, que estaba encinta.
Y mientras
estaban allí a María se le cumplieron los días para dar a
luz y dio a luz a su hijo primogénito (Col.1,15), lo
envolvió en pañales y lo acostó en un
pesebre (2 Sam.7,8), porque no
habían encontrado sitio en el albergue.
Había en
aquellos campos unos pastores
que pasaban la noche (Is.9,11) al raso y se turnaban velando su rebaño. Un ángel del Señor se
les apareció (Gn.16,7) y la gloria del Señor los envolvió con su luz (Ex.24,16). Quedaron sobrecogidos con un gran temor
(Lc.9,34), pero el ángel les dijo: - No temáis, os traigo la buena noticia de
una gran alegría (Is.52,7), que es también para todo el pueblo: Os ha nacido hoy (Sl.2,7) un Salvador, que es el Mesías, el Señor, en la ciudad de David. Esto os servirá
de señal (Lc.1,20.36): Encontraréis un niño
(Is.7,14) envuelto en pañales y acostado en un pesebre (1Cor.1,22-25).
Y de pronto
se juntó con el ángel una multitud del ejército celestial, que alababa a Dios diciendo:
“Gloria a Dios en las alturas (Lc.19,38; Sl.29,9) y en la tierra paz a los hombres que El ama”.
Y cuando los ángeles se marcharon al cielo, los pastores se decían unos
a otros: Vamos a Belén para ver
esas cosas que han sucedido y
que el Señor nos ha comunicado.
Fueron deprisa y encontraron a María y a José y al
niño acostado en el pesebre. Al verlo, comunicaron las cosas que les habían dicho a cerca de este niño.
Y cuantos escuchaban se quedaban admirados por lo que decían
los pastores.
María, por su parte, guardaba todos estas cosas y las meditaba en su corazón
(Lc.2,51).
Los pastores se volvieron glorificando y alabando a
Dios porque todo lo que habían
visto y oído correspondía a cuanto les habían dicho.
Y cuando se
cumplieron los ocho días para la circuncisión, le pusieron el nombre de Jesús ( Lc.2, 11;
Mt.1,21; Lc.1,31), como lo había llamado el ángel ya antes de su concepción.
CUANDO LEAS
Fíjate en las tres escenas en las que se divide el texto:
Introducción; Nacimiento de Jesús (en Belén); Anunciación a los pastores (en
los campos); los pastores junto al niño(nuevamente en Belén).
Observa los lugares y los tiempos. Todo es significativo.
LUGARES: todo el imperio, Siria, Nazaret de Galilea,
Belén de Judá la ciudad de David, un pesebre, un albergue, unos campos, el
cielo y la tierra. Al principio la
panorámica es muy amplia, desde “todo el imperio”, focalizamos cada vez algo
más pequeño, más concreto, más familiar:
pequeños pueblos, campos, un albergue, un pesebre, hasta el vientre mismo
de una joven madre. Al final del texto
el coro de los ángeles vuelve a ampliar la panorámica, es que la Buena Noticia
que anuncian, interesa al cielo y a la
tierra.
TIEMPOS: El texto nos sitúa “en aquellos días”, para
enlazar con todo lo que se está diciendo en el texto de Lucas hasta entonces,
en los días del nacimiento de Juan, de las dos anunciaciones, de la
visitación... A María se le cumplieron los días para dar a luz. No solamente le llegó el momento, con una
perspectiva meramente temporal, de algo que normalmente debe suceder, sino que
lo que ocurrió fue un cumplimiento de algo que “tenía” que pasar.
Los pastores “de noche” velan. Son los representantes
de toda la humanidad, que en tinieblas, espera que sobre ella brille una gran
luz Is.9,11. El anuncio del ángel, la Buena Noticia que trae es para HOY. Un
presente teológico que es el tiempo de la intervención favorable de Dios.
Fíjate también en LOS PERSONAJES y date cuenta de lo
que se dice de ellos: Augusto emperador,
dueño y señor de todos y de todo que da orden de censar toda la tierra. José, de la familia de David que
cumple ordenes, entrando así en una obediencia a las leyes sociales de su
tiempo. María que sigue al
esposo solidaria en la misma obediencia, independientemente de su estado de
gravidez tan avanzado. La veremos también al final de nuestro texto como quien
GUARDA Y MEDITA los acontecimientos en el corazón. Un niño que nace, que entra en la historia de los hombres de forma
muy sencilla, muy humilde, pero del que se dirá que es: El SALVADOR, EL MESÍAS,
EL SEÑOR, títulos que el judaísmo daba a Dios. Los pastores, gente sencilla, algo marginal en aquellos tiempos,
que duermen al raso y vigilan por turno el rebaño, testigos de una
manifestación extraordinaria de Dios (teofanía) y de un mensaje de alegría
universal que los convierte en mensajeros presurosos a la vez que testigos. Un ángel del Señor, un mensajero. El
Antiguo Testamento, a veces, habla así del mismo Dios. La multitud del ejército celestial que alaba, los que escuchan en Belén que se
quedan admirados.
CUANDO MEDITES
Ve recorriendo el texto en tu interior por
escenas. Repite muy lentamente las palabras, procura sentirlas y no solo
decirlas, conserva y guarda como María, revive los distintos momentos mientras
vas pronunciando el texto. Da espacio al experimentar, al sentir, deja que
resuenen las palabras en tu interior y te hablen personalmente.
RESPONDE CON LA ORACIÓN
Desde la Palabra que has recibido habla con el Señor, toma parte del
coro de los ángeles, alaba, da gracias, alégrate con los pastores, recibe el
mensaje de salvación, de paz y de amor y pídelo para el mundo, para ti, para
los cercanos y los lejanos.
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Equipo de Lectio Divina de la UPComillas
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