jueves, 1 de agosto de 2013

El anuncio a Zacarías

Lectura orante de  Lc 1, 5-25 

En tiempos de Herodes, rey de Judea, hubo un sacerdote de nombre Zacarías,
del turno de Abías, casado con una descendiente de Aarón, que se llamaba Isabel. 
Los dos eran rectos a los ojos de Dios y procedían sin falta según los mandamientos
y leyes del Señor.
Pero no tenían hijos, porque Isabel era estéril, y los dos eran ya de edad avanzada.

Una vez que Zacarías estaba de servicio en el templo con el grupo de su turno,
le tocó a él el privilegio de entrar en el santuario del Señor a ofrecer el incienso. 
La muchedumbre del pueblo estaba fuera rezando durante la ofrenda del incienso.

Se apareció a Zacarías un ángel del Señor, de pie a la derecha del altar del incienso. 
Al verlo Zacarías se sobresaltó y quedó sobrecogido. 

Pero el ángel le dijo:
No temas, Zacarías, que tu oración ha sido escuchada.
Isabel, tu mujer, te dará un hijo
y tú le pondrás por nombre Juan.
Él será para ti una grandísima alegría,
y serán muchos los que se alegren en su nacimiento.

Porque él va a ser grande delante del Señor,
y no beberá vino ni licor.
y además se llenará del Espíritu Santo desde el vientre de su madre,
y convertirá a muchos israelitas al Señor su Dios.

Él irá por delante del Señor,
Con el espíritu y poder de Elías,
Para volver los corazones de los padres a los hijos
y volver a los rebeldes a la sabiduría de los justos
Preparándole al Señor un pueblo bien dispuesto.

Zacarías replicó al ángel:
¿Qué garantía me das (tú) de eso? Porque yo ya soy viejo y mi mujer de edad avanzada.

El ángel le contestó
Yo soy Gabriel, que asisto en la presencia de Dios.
Él me ha enviado para que te hable y para darte esta buena noticia.
Pues mira te vas a quedar mudo y no podrás hablar hasta el día que esto suceda,
Por no haber dado fe a mis palabras, que se cumplirán en su momento.
El pueblo estaba aguardando, extrañado de que Zacarías tardase tanto en el santuario.
Cuando él salió, no podía hablarles,
y ellos comprendieron que en el santuario había tenido una visión.
Él les hacía gestos y seguía mudo.
Al terminar sus días de servicio se volvió a su casa.
Poco después concibió Isabel, su esposa, y estuvo cinco meses sin salir, diciéndose:
Esto se lo debo al Señor
que ahora se ha preocupado de librarme de esta vergüenza mía ante la gente.

Trasfondo a la lectura

Zacarías significa en hebreo: Dios se ha acordado. Isabel significa: Dios ha jurado. Gabriel significa: Dios es mi fuerza generadora.

El evangelio de Lucas comienza en el templo de Jerusalén y termina con los apóstoles en el templo después de la ascensión de Jesús.  Lucas quiere subrayar a la vez la continuidad de la Nueva Alianza con la Antigua, y la ruptura, la novedad radical.
El evangelio de la infancia de Lucas está narrado como un díptico. En paralelo vemos dos anunciaciones, la de Zacarías y la de María; el encuentro de las dos madres; los dos nacimientos de los niños; los dos cánticos de las personas anunciadas: el Benedictus de Zacarías y el Magnificat de María; las dos observaciones de cómo ambos niños crecían.
Pero hay diferencias notables en los dos tableros del díptico: Zacarías e Isabel son muy ancianos. Zacarías está en el templo en un contexto sacral, y es sacerdote. Al principio no cree. Queda mudo y sólo canta después del nacimiento de su hijo. La concepción de Isabel es milagrosa dada su ancianidad, pero es fruto natural de su vida conyugal. Su hijo será sólo el precursor. Contrasta estos datos con lo que sucede en la anunciación de María.
La ancianidad y esterilidad de los primeros personajes quiere representar la situación del pueblo de Israel.  Es un pueblo viejo heredero de pasadas glorias pero que vive ahora en una situación de extrema dureza.  Un pequeño resto se ha mantenido fiel al cumplimiento de la Ley y ha seguido esperando en las promesas de Dios.  Pero es estéril, no puede por sí mismo aportar la salvación que espera. Dios va a irrumpir de un modo sorprendente en sus vidas mientras realizan su liturgia rutinaria, suponiendo que todo iba terminar como de costumbre.
El relato de “anunciación de nacimiento” es un género literario estereotipado en la Biblia que incluye: aparición de un mensajero celeste, saludo, reacción psicológica, misión, objeción, respuesta a la objeción, signo. Compara ambas anunciaciones con la de la madre de Sansón (Jc 13,2-25).

Meditación

- ¿Cómo resuena este relato en tu vida? ¿Has recibido alguna vez alguna promesa de Dios? ¿Cómo reaccionas cuando esa promesa tarda en cumplirse? ¿Sigues frecuentando tus rutinas religiosas aunque a veces parezcan estériles?  ¿En qué medida te sientes, viej@, cansad@ y estéril? ¿Alguna vez has tenido alguna anunciación? ¿Cómo fue? ¿Dónde? ¿Cuándo? ¿En qué se parece a la de Zacarías y en qué fue distinta? ¿Qué fue lo que se te prometió entonces? ¿Compáralo con las cosas que se anuncian acerca de aquel niño. Si estás casad@, relee esta lectura en pareja y formula todas las preguntas en plural.
- Si todavía no has tenido una anunciación ¿cómo te sientes ante la posibilidad de que Dios un día te anuncie algún proyecto para tu vida? ¿Descartas del todo el que pueda suceder? ¿Te sientes decepcionad@ de que nunca te haya pasado nada parecido? Imagínate cómo podría tener lugar.  ¿Qué sentirías: miedo, turbación, desconcierto, entusiasmo, desconfianza? ¿Creerías en ello o pensarías que todo han sido fantasías de tu imaginación? ¿Cómo se lo explicarías a la gente?

Oración

Cuéntale ahora a Dios lo que estas sintiendo: tu ilusión, tu miedo, tu decepción, tu esperanza. Ábrete a él en fe, acción de gracias, súplica, ofrecimiento, confianza, aceptación... Pregúntale alguna duda que te quede y espera su respuesta.  Formula alguna pregunta que él te hace y respóndele.

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Equipo de Lectio Divina de la UPComillas 



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